literature

El fotografo

Deviation Actions

demoztenes's avatar
By
Published:
540 Views

Literature Text

EL FOTÓGRAFO, por Demóstenes

Como fotógrafo del Daily News de Arkham, siempre me llegaban distintos rumores de una cosa u otra. Mi jefe, el señor O'Brian, nunca había confiado demasiado en mí, pero reconocía que de vez en cuando podía entregarle fotos bastante inusuales. Siempre he intentado que mi material sea un poco distinto al resto, todo el mundo puede fotografiar a un político. Por la naturaleza de mi trabajo, mi superior solía revenderlo a otras revistas de ésas de dudosa credibilidad.

Uno de mis informadores, no citaré las fuentes, me avisó de que en un pueblecito minero al este de Boston llamado Stoneville había gente que había visto algo realmente extraño. Después de asegurarme de que no era la típica historia que se rumorea pero que nadie sabe de dónde provenía. Conseguí hablar con el alcalde del pueblo y me aseguró que allí la gente realmente temía pasear cuando anochecía.

Había habido unas cuantas muertes en muy extrañas circunstancias, pero por alguna razón la policía no parecía hacer demasiado caso a los sucesos, dejándolo como un simple ajuste de cuentas, algo muy extraño teniendo en cuenta que en el pueblo había demasiada poca gente como para que floreciera una banda criminal.

La historia parecía interesante, al menos más de lo que tenía acostumbrado, así que hice las gestiones necesarias para poder ir allí a pasar dos noches y comprobar qué se cocía por las nocturnas calles de Stoneville.

Después de coger dos trenes y un par de autobuses llegué al pueblo. La gente no estaba muy acostumbrada a recibir gente de fuera, supongo que por eso me miraban tan raro, pero aún así había un pequeño hotelito donde también había uno de los dos restaurantes de la localidad.

Cuando intentaba conversar con los lugareños, o me rehuían o simplemente me llamaban demente por intentar fotografiar a lo que ellos llamaron La Bestia, intenté pedirles una descripción, todos me decían que como mucho lo habían visto de reojo, que quien había conseguido mirarlo de tan cerca como para poder descrirbirlo con precisión había muerto.

Una persona consiguió describirme que era un animal alto, temible, de gran boca y ojos rojos. Lo decía entre temblores con lo que supuse que a pesar de lo vaga que era la descripción podía confiar en que era cierta, porque nadie teme a sus propias mentiras.

Llegó la noche, preparé mi cámara y dejé unos cuantos flashes preparados por si tenía que hacer muchas fotos. Salí a la calle, apenas se oía el sonido de algún animal caminando, -perros, gatos, ratas...- no había ninguna otra persona por la calle. Si lo de La bestia no era cierto, al menos mucha gente se lo creía.

Pasaron unas cuantas horas, yo ya estaba terminando mi termo con café para poder aguantar despierto. Cuando ya iba por mi quinto vaso, mientras bebía, empecé a oír el sonido de unos pasos al arrastrarse. Rápidamente cogí mi cámara y la preparé para poder fotografiar a La bestia, sinceramente no me sentía asustado, ya estaba acostumbrado a encontrar algunos seres sobrenaturales. Normalmente resultaban ser animales sospechosamente grandes, simples imaginaciones, bromas pesadas, yo no me las creía, por lo general, pero las revistas las compraban y era un mercado poco explotado en la fotografía profesional.

El sonido que me puso en alerta iba acercándose en el lugar en que me encontraba podía sentir total seguridad en caso de ser algo peligroso, así que me mantuve en el sitio cámara en mano. En la oscuridad del pueblo pude distinguir un brillo rojizo que con el tiempo se separó en dos. Una profunda respiración profunda empezó a separarse del ruido de lo que imagino que eran pies.

Preparé un flash y hice la primera foto, La bestia no parecía darse cuenta de las fotografías, con suerte era ciego y se guiaba con el sonido, aunque con esos ojos brillantes quizá era capaz de ver en el espectro infrarrojo y era capaz de captar el calor. Quién sabe, a lo mejor simplemente no tenía hambre. A una distancia segura y con el teleobjetivo seguí disparando con mi cámara hasta que volví a perder de vista a esa especie de animal.

No lo había visto bien, de todas maneras tomaría prestado el laboratorio de revelado de un amigo que vivía en un pueblo relativamente cercano para comprobar que las fotos habían salido bien.

Al día siguiente fui a casa de mi compañero, hablamos de viejos tiempos y demás palabrería y le pedí si podía revelar las fotografías en su laboratorio. Afortunadamente aceptó.

En cuanto las tuve en papel y las hube secado en la oscuridad. Las observé detenidamente una a una. Este es uno de los momentos más difíciles que he tenido como fotógrafo. He visto las cosas más extrañas y grotescas en lo paranormal que cualquiera haya visto en este planeta, o eso creía hasta ese momento. Las fotos no habían salido demasiado bien por la lejanía y no se podían vender, pero se distinguía algo demasiado cruel, demasiado terrible e increíble.

En mi juventud, cuando estudiaba periodismo en la universidad de Miskatonic, encontré un antiguo libro prohibido que hablaba de seres más antiguos que el mismo planeta, seres grotescos y terribles. Seres grandes en su crueldad y magnificencia. La bestia me evocaba a los Antiguos de ese libro tan antiguo escrito por un árabe demente. En el libro hablaba de que algún día volverían estos Antiguos a reclamar lo que antes era su planeta y esclavizarían a toda la humanidad.

En mi mente sólo existía la posibilidad de destruir esta increíble amenaza, ese resto de alguna antigua civilización que por razones que no quiero saber había vuelto a aparecer en la superficie de la Tierra.

Volví al pueblo, esta vez no sólo con mis aparatos de fotografía, si no también con una escopeta que tras muchos ruegos conseguí que me prestara mi amigo. Le haría una foto a La bestia para denunciar públicamentesu existencia y si podía, lo mataría.

Volvió a ser de noche, esta vez no me hizo falta café, los nervios y el miedo se apoderaban de mí, no podría dormir ni queriéndolo. Cuanto más lo meditaba más estúpida me parecía la idea, probablemente moriría en el intento, pero después de tantos años en la mediocridad quería tranquilizar mi conciencia, si realmente era un Antiguo me arrepentiría el resto de mi vida si no conseguía matarlo, o al menos lo intentaría.

De nuevo se volvían a escuchar el sonido de unos pies arrastrándose por la gravilla del suelo. Esta vez no me había ocultado, estaba a la vista con la cámara en una mano y la escopeta en la otra, el sombrero de ala ancha me tapaba la cara y la gabardina me tapaba el frío, si ese grotesco animal veía en infrarrojos le costaría más atraparme.

Había conseguido mi objetivo, La bestia se había acercado lo suficiente, con rapidez le fotografié y preparé mi escopeta. Esta vez sí que pareció darse cuenta de mi presencia. Me miró fijamente y empezó a emitir un sonido grotesco, cuyo parentesco con los sonidos conocidos probablemente habría sido una risa; y lo que es peor: se acercaba rápidamente hacia mí, arrastrando grava por todas direcciones.

Tenía sus ojos inyectados en sangre, esa risa estridente atravesaba mis oídos. Su descomunal tamaño sugería que si aún no me había aplastado con su poderosa mano era porque por alguna extraña razón le divertía más estando vivo.

Ni siquiera la escopeta servía para atravesar su gruesa piel escamosa. Pero lo peor no era la seguridad de que mi vida estaba a su merced y piedad, ni mucho menos. Lo más terrible era que con total seguridad no fuera el único en su especie, que habría más y igual o más feroces, con risas más malévolas y ojos incluso más rojos.

Empecé a rezar en voz alta, lo único que conseguí fue que su risa, cada vez más aguda, me provocara un dolor insoportable además de un tímido chorrito de sangre en mis tímpanos. Con los gritos empezaron a pitarme los oídos.

El pitido iba aumentando de volumen, ya parecía que ocupaba toda mi cabeza, me impedía pensar con claridad. Creo que grité, era incapaz de oírme. Sólo oía el pitido de mis oídos y como de lejos una risa cada vez más aguda.

Una mano escamosa se dirigió a mi cuello, a ráfagas me parecían tentáculos o ramas de un árbol de aspecto cruel. Impasible empezó a oprimírmelo. Iba a morir, la presión sanguínea en mi cerebro aumentaba, no tardaría mucho en tener una embolia, eso si no moría por anoxia ya que lo único que podía respirar era un imperceptible hilillo de aire que resultaba insuficiente para todas y cada una de mis células, ávidas de oxígeno.

Mis pulmones cada vez exigían más aire, el malestar inicial además del dolor de las manos apretando se convirtió en una necesidad vital, mi cuerpo luchaba por la vida mientras irremediablamente se debilitaba por la falta de oxígeno y el dolor atravesaba mi caja torácica. Cada vez apretaba más su mano.
Supongo que finalmente morí cuando se me rompió el cuello, sinceramente, no estoy seguro, sólo sé que ahora me encuentro tendido en el suelo y que ya he exhalado mi último suspiro.
Este es mi primer relato por encargo, por supuesto no me pagan, escrito para un monográfico de H. P. Lovecraft.

Pretende ser un homenaje al autor, es un relato ambientado en los Mitos de Cthulhu, con unos cuantos clichés de los relatos del autor.

Espero sinceramente que os guste, para cualquier cosa dejad un comentario. Tanto si os gusta como si no :D
Comments5
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In
moloko-girl's avatar
ohhhh pues yo prefiero que vivan! se que asi es mas realista, pero tanto en tu relato como en los de Lovecraft... quien va a matar al monstruo despues de ver lo terrible que es? realista seria que saliera del pais XD jajaja
Pero no, esta muy bien! ^^ como molan esos pueblos llenos de gente chunga, molan si estas lejos de ellos. Enhorabuena!!